Aporías del liberalismo.

Existe una línea del liberalismo (ej. John Rawls) para la cual los valores políticos comunes a todos los ciudadanos no deben tener un fundamento ético, ni moral, sino sólo político. Se separa de un modo radical la política de la ética racional (y en especial separa la política de las "creencias morales" de los ciudadanos). La religión y las creencias deben quedar relegadas a la esfera privada y con ellas todas sus "doctrinas comprehensivas", es decir la moral personal y las filosofías. Los valores cívicos se basan en el consenso político, pero no en una ética racional.

Versiones radicales (Rawls) no sólo separan la política de la religión, sino que también separa la política de la ética. Esta separación entre ética privada y ética pública, es muy reutilizada en términos de ética laica, ética civil o ética de mínimos mezclados con otros elementos tomados de la Ilustración enciclopedista francesa y ciertos planteamientos marxistas.

Las contradicciones son evidentes: ¿cómo fundamentar el contenido de lo que debe enseñarse en una escuela? ¿cómo establecer unos contenidos éticos obligatorios para todos (propios del buen ciudadano) que son no sólo políticos, sino éticos?

Por ejemplo, Rawls se inventa las "virtudes cívicas". Ahora bien la pretensión de exigir unas obligaciones objetivas no es intelectualmente coherente con sus planteamientos previos. No se puede exigir a nadie ser buen ciudadano con unas virtudes cívicas concretas sin apelar a la existencia de una ética objetiva.

Nota: Rawls es uno de los referentes del profesor Gregorio Peces Barba y su concepción de los derechos humanos basada en una mezcla del liberalismo rawlsiano y laicismo enciclopedista francés. Ver, Peces-Barba, G., Educación para la Ciudadanía y Derechos Humanos,Espasa Calpe, Madrid, 2007.

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