Pluralismo

Es un valor pacíficamente compartido Nadie puede negar la importancia del pluralismo y nadie renuncia al privilegio de la diversidad. Ahora bien el pluralismo característico del pensamiento postmoderno y su apología de lo efímero, el pensamiento débil o la multiplicidad de los discursos tiene consecuencias.

Son plurales el politeísmo de Marquard, la pluralidad de narraciones de Lyotard, la apología de lo efímero de Lipovetsky, el pensamiento débil de Vattimo, la ironía de Rorty, la multiplicidad de los discursos propuesta por Barthes, el funcionalismo de la equivalencia de Luhmann... Pero se hacen difícilmente compatibles con la realidad de nuestro día a día, la cruda realidad del paso inexorable del tiempo y la necesidad contínua de tomar de decisiones y elecciones.

No se puede permanecer instalados de forma contínua en la fiesta de la pluralidad de opciones, discursos y relatos. Hay que concretar. Tenemos que elegir. Lo hacemos continuamente. ¿Quién nos ayuda en nuestras decisiones proporcionando indicaciones de racionalidad, criterios de discriminación y preferencia? Probablemente no dispongamos de muchas verdades a nuestro alcance, pero sí de las necesarias para luchar contra determinados errores…

El pluralismo postmodernista se hace desde una base tan endeble que es paralizante, inmovilizante, desemboca en la indiferencia, en una renuncia a la decisión. Hay que dar la razón a Marcuse cuando afirma que el pluralismo no es más que un plural del conformismo.

El politeísmo postmoderno extiende la duda a la vida entera, llevado a la práctica desemboca en una vacilación que entorpece el curso de la vida. Este refinado diletantismo es una pose académica que no pueden permitírsela las amas de casa, los fontaneros, los políticos o los médicos.

Podemos contar muchas historias, pero sólo podemos tener una historia. La necesidad de interpretar el mundo y actuar razonablemente en él es tan imperiosa que las filosofías que se limitan a repetir la pluralidad de posibilidades con las que contamos no ofrecen ninguna ayuda para vencer la indecisión. No hacen justicia a la brevedad, a la finitud y a las urgencias de la vida corriente.

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