Superficiales. ¿Qué está haciendo Internet con nuestras mentes?

Superficiales. ¿Qué está haciendo Internet con nuestras mentes?. Autor: Nicholas Carr. Editorial: Taurus Pensamiento. 2011

Una de las principales observaciones de este libro es que cuando nos conectamos a la Red, entramos en un entorno que fomenta una lectura somera, un pensamiento apresurado y distraído, un pensamiento superficial que puede debilitar la capacidad de concentración y contemplación, nuestra capacidad para leer y pensar con profundidad.

Es cierto que es posible pensar profundamente mientras se navega por la Red, pero no es éste el tipo de pensamiento que la tecnología promueve y recompensa. Y esta la principal tesis de este libro: los medios de comunicación y la tecnología que los soportan, como ventanas al mundo, pueden moldear lo que vemos y cómo lo vemos.

Frente al discurso que insiste que la tecnología en sí misma no tiene mayor importancia, que lo que importa es cómo la utilizamos, que la tecnología es una herramienta inerte y sus productos no son en sí mismos buenos o malos, que es el modo en que se usan el que determina su valor… nuestro autor mantiene que lo anterior es así en cierto modo, pero que los medios no son sólo canales de información, no sólo proporcionan la materia de pensamiento, también modelan el proceso de pensamiento.

Las herramientas que el hombre utiliza fortalecen circuitos neuronales y debilita otros, refuerza ciertos rasgos mentales, dejando que otros se desvanezcan. Existen tecnologías que cambiaron el idioma alterando nuestra forma de hablar y escuchar o de leer y escribir. Pueden ampliar o comprimir nuestro vocabulario, modificar las normas de la dicción o fomentar que la sintaxis sea más sencilla o más compleja.

Y puesto que el lenguaje es, para los seres humanos, el principal vaso de su pensamiento, las tecnologías que reestructuran el lenguaje tienden a ejercer la mayor influencia sobre nuestra vida intelectual: las tecnologías no son meras ayudas exteriores, sino también transformaciones interiores sobre todo cuando afectan a la palabra.

Nuestro autor va incluso más allá afirmando que cada tecnología de la información conlleva una ética intelectual; y así como el libro impreso servía para centrar nuestra atención, fomentando el pensamiento profundo y creativo, Internet fomenta el picoteo rápido y distraído de pequeños fragmentos de información de muchas fuentes. Su ética es una ética industrial, de la velocidad y la eficiencia.

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