¿Por qué debe rechazarse el liberalismo político? 1/2

Alasdair MacIntyre, Marxismo y cristianismo. Editorial nuevoinicio. 2007

El liberalismo es la política de un conjunto de élites cuyos miembros, mediante el control de la maquinaria de los partidos y de los medios, predeterminan en su mayor parte el abanico de las posiciones políticas que se abren a la gran masa de los votantes. De esos votantes, aparte de ejercer sus opciones electorales, lo único que se requiere es pasividad.

La política y el ambiente cultural que la rodea se han convertido en áreas de una vida profesionalizada, y entre los profesionales más relevantes a este respecto están los manipuladores profesionales de la opinión pública. Más aún, la entrada y el éxito en las arenas de la política liberal han exigido cada vez más unos recursos financieros que sólo puede aportar el capitalismo empresarial; unos recursos que les aseguran como contrapartida a quienes los tienen una capacidad privilegiada de influir en las decisiones políticas.

El liberalismo, pues, asegura en gran medida la exclusión de la mayor parte de las personas de cualquier posibilidad de participación activa y racional a la hora de determinar la forma de la comunidad en que viven.

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