Se trata de una reunión científica para tratar el diálogo entre fe y razón, entre ciencia y religión para buscar el mejor bienestar de cada persona. En ella se han analizado iniciativas como un servicio de atención a las necesidades espirituales y religiosas en los servicios de salud en Dinamarca que ha dado como resultado mejorías y bienestar en sus usuarios; hasta defendido la religión como positiva para el hombre porque cultiva la propia integridad, refuerza el valor personal, promueve la rebeldía frente al materialismo, favorece el significado de la propia individualidad y el desarrollo de múltiples virtudes.
Es difícil encontrar alguna persona o alguna sociedad sin dimensión espiritual y religiosa (está presente en múltiples manifestaciones culturales y artísticas) de manera que una laicidad sana generará salud si promueve el desarrollo de la persona, de su conciencia y libertad, en búsqueda de la verdad, desde donde cada cual pueda, con su inteligencia, vida, educación, formación y circunstancias personales.
Sin embargo, un laicismo reduccionista daña a la persona porque cercena una de sus dimensiones e impide el desarrollo de la dimensión religiosa de las personas no es beneficioso para la buena salud mental de la sociedad en general ni de cada persona en particular. Es necesaria una auténtica reflexión sobre la laicidad que promueva el desarrollo armónico de la persona.
Sin embargo, un laicismo reduccionista daña a la persona porque cercena una de sus dimensiones e impide el desarrollo de la dimensión religiosa de las personas no es beneficioso para la buena salud mental de la sociedad en general ni de cada persona en particular. Es necesaria una auténtica reflexión sobre la laicidad que promueva el desarrollo armónico de la persona.
La espiritualidad, el planteamiento existencial y las creencias religiosas son de gran relevancia para la persona y para su salud mental. Negarlo es negar la evidencia y la experiencia de tantos profesionales. Negar la importancia de la espiritualidad y las creencias es tan absurdo como negar los avances y las aclaraciones de la ciencia.
Ahora que se defiende la medicina personalizada no basta sólo con saber la dosis exacta del fármaco según el mapa genético de ese cuerpo, también es necesario tratar a la persona que enferma, con sus creencias y espiritualidad particular.
Hace pocos años todavía era tabú preguntar por la sexualidad en las consultas médicas, quizá haya llegado ya la época de aumentar nuestra profesionalidad y contar también con la dimensión espiritual de la persona.
Fuente, Carlos Chiclana (médico psiquiatra, www.doctorcarloschiclana.com)
Martes, 16 de noviembre de 2010, en http://www.elconfidencialdigital.com
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