En estos períodos de crisis se nos indica que se buscan soluciones estructurales. Pues bien, por más que agudizo la vista yo no vislumbro cambios estructurales. Partiendo de la diferencia entre enfermedad y síntoma, sólo veo cuidados paliativos para los síntomas (bajar la fiebre y el dolor) y no veo acciones orientadas a curar la enfermedad.
¿Por qué? Porque la enfermedad es parte del sistema. La enfermedad es la ruptura con la realidad. El actual sistema económico permite, fomenta y facilita rupturas con la realidad en todos sus ámbitos: la relación entre trabajo y enriquecimiento, desproporciones entre valor y precio, la lógica de mercado que pone precio a todo aunque sea intangible, la especulación que no genera desarrollo económico, sólo enriquecimiento fácil…
Mientras no devolvamos los sistemas económicos a “la realidad” veremos múltiples reediciones de crisis y perderemos tiempo con soluciones orientadas a paliar síntomas pero no a curar la enfermedad. Alguien me puede reprobar con el “todo necio confunde valor y precio” de Antonio Machado. Pues bien, no los confundo, lo que no me gusta es que el “valor” sea algo subjetivo, desapegado de la realidad gestionado por especuladores creadores de burbujas que cuando se desinflan provocan crisis que pagamos todos.
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