Modernas escenografías. ¿Hay límites?

La presencia de modernas escenografías de ópera es una realidad. Las protestas al teatro de dirección en contraposición al tradicional teatro de autor son cada vez menores (incluso los críticos son favorables cada vez en mayor proporción). Los motivos de fondo merecerían un estudio sociológico y de contexto aparte (desde el mundo de las subvenciones, hasta los complejos que asocian protestas a limitaciones a la libertad del arte).



Ahora bien, el peligro de las exageraciones en las puestas en escena es más que real. ¿Cuáles son los límites? Personalmente tengo tres criterios : (1) cuando el montaje mueve a que la atención del espectador se fije no tanto sobre la obra que se interpreta sino sobre el trabajo que ha hecho el director de escena - o el autor de la escenografia-. (2) cuando el cambio de los ambientes deje en el camino conceptos de época o ambiente de la obra que no son trasladables al siglo XXI; y (3) cuando existen clara manipulaciones (textos alterados, añadiduras de texto y música de nueva creación).

Excepciones: que el director de escena haya captado la idea en su esencia de la obra y todo el montaje sean soporte a las ideas (Konzept). Esta excepción es excepcional (sin acritud... no todo el mundo es capaz de captar espíritus e intenciones y plasmarlo en un estética).

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